A los cursos de formación en violencia machista para personal sanitario sólo acuden las mujeres. Bueno, algún hombre también. La proporción es 30-2, según explicó Asunción Cisneros, directora de este plan de formación del Gobierno de Aragón, en la reunión que mantuvieron médicas y enfermeras con representantes de la Asociación de Periodistas por la Igualdad. El resto de sanitarias presentes en dicha reunión estuvieron de acuerdo con Cisneros en que “necesitamos profesionales formados que sepan preguntar más para detectar casos de violencia de género”.
Pese a esta escasez de hombres preocupados por formarse en violencia machista, la directora de formación de la consejería aragonesa de Sanidad afirmó que, en esta comunidad, “se trabaja bien en detección de agresiones sexuales”. Acaban de revisar el protocolo y lo han presentado como buena práctica. Parte del mismo es el mensaje encriptado que las médicas envían a la Policía cuando una víctima niega en consulta la violencia o no la confirma. Para Cisneros, una de las claves del éxito es esta estrategia conjunta con la Policía. “La denuncia puede hacerse desde el cuarto de Urgencias”.
También contó que el SALUD ha creado una plataforma de igualdad, de la que hay un representante en cada centro sanitario, dotados todos de un elemento muy interesante y que da en general estupendos resultados: un buzón de sugerencias anónimas.
Junto a las buenas prácticas en detección de agresiones sexuales, enfermeras y médicas expusieron, por otro lado, casos de discriminación en su entorno como la menor atención que se le da al cáncer de mama respecto al de próstata o las patologías que pasan a tener más relevancia cuando se dan más casos entre hombres, como sucede con el síndrome de ojo seco.
Además, en la reunión entre periodistas y sanitarias, éstas últimas hablaron de desigualdad de género y techo de cristal. La desigualdad, incluso, trasciende a los medios de comunicación, ya que médicas y enfermeras se ven, como dijeron, infrarrepresentadas tanto en los medios como el comunicación que se hace desde sus propios centros de trabajo. Por su parte, las periodistas pidieron a las sanitarias que dieran un paso al frente cuando se trata de comunicación, porque muchas veces es difícil encontrar fuentes informativas femeninas. El apoyo profesional mutuo fue tenido en cuenta como forma de acabar con los estereotipos y avanzar en la igualdad.
Denunciaron que, ni siquiera por parte de los pacientes, reciben el mismo trato que sus compañeros varones. A ellas les llaman ‘nena’, ‘morena’, ‘bonita’, ‘chatica’, mientras que a los hombres se les trata de ‘jefe’. Una de las médicas contó que, “al finalizar las intervenciones quirúrgicas, los pacientes siempre prefieren hablar con un médico, aunque éste sea residente y la mujer que tiene al lado tenga años de experiencia a sus espaldas”.
Las cardiólogas aseguraron que “la mortalidad del infarto de miocardio es el doble en mujeres que en hombres, porque tardan más en ir al hospital, porque son cuidadoras, e infravaloran los síntomas al contarlos. Con frecuencia, su primer tratamiento es un Orfidal”.
En cuanto al techo de cristal, evidenciaron que “todavía son los hombres los que ostentan más cargos de responsabilidad. Pese a que el 90% del personal de enfermería somos mujeres, nunca ha habido una presidenta del Consejo General de Enfermería en Zaragoza”.
Las periodistas tomaron nota de la queja de las mujeres sanitarias por su invisibilidad en los medios de comunicación. También de su petición de que se cuenten las historias antes que los datos, “que no se pierda la parte empática por simplemente dar a conocer unos datos estadísticos”. Acordaron ir de la mano, informadoras, médicas y enfermeras para visibilizar referentes femeninos para generaciones venideras y luchar con más fuerza contra la desigualdad de género.
A la reunión asistieron, entre otras, Natividad Bascón, pediatra y radióloga, Trinidad Serrano, hepatóloga, la cardióloga Isabel Calvo, la jefa de Enfermería del Hospital Miguel Servet de Zaragoza, Marilourdes de Torres, la enfermera de Primaria Cristina Sarasa y la de Pediatría Mar Bruna, la reumatóloga Concha Delgado, la oftalmóloga Ángeles del Buey, la neuróloga Lourdes Santolaria, la enfermera de salud mental Inma Marco, la intensivista Isabel Ostabal, la urgencióloga Ana Latorre, que atiende niños víctimas de maltrato, la ginecóloga Sira Repollés, que atiende a mujeres violadas, y Asunción Cisneros, del Gobierno de Aragón. En su mayoría proceden del sector público, de Atención Primaria y Salud Mental y de los hospitales Clínico Lozano Blesa, Miguel Servet y San Juan de Dios de Zaragoza; y también representaban a la Asociación Mujer y Corazón (Pamyc) y varias sociedades médicas como la Aragonesa de Cardiología. Todas ellas se sumaron a la agenda de profesionales que trabajan con perspectiva de género que está elaborando la Asociación de Periodistas por la Igualdad, organizadora de la reunión en colaboración con la Asociación de Periodistas de Aragón.
Raquel Plou/Carmen Serrano