Este 25 N seguimos repitiendo lo mismo: “Basta ya”, “Ni una menos”, “Que la vergüenza cambie de bando”. Y seguiremos visibilizando y combatiendo desde una perspectiva periodística las violencias contra las mujeres.
- Denunciamos la violencia sexual que se ejerce sobre las mujeres y las niñas, violencia aceptada y normalizada por la sociedad. Los relatos masivos que las mujeres han hecho de sus experiencias a través de las redes sociales y en movimientos como el #metoo o #seacabó dan idea de la envergadura y de la normalización de la violencia, del silencio y de las complicidades. En este sentido, consideramos que periodistas y medios de comunicación tenemos la responsabilidad de poner el foco en los agresores y no en las víctimas.
- Por un tratamiento informativo riguroso y profesional. El periodismo tiene la responsabilidad ética de abordar los casos de violencias machistas con rigor, profesionalidad y respeto. Denunciamos la perpetuación del sensacionalismo y la trivialización en la cobertura mediática, donde titulares impactantes y enfoques superficiales desdibujan la gravedad de los hechos y perpetúan mitos. Exigimos un tratamiento que priorice el contexto y la verdad, incluyendo antecedentes judiciales y policiales, para que las audiencias comprendan la magnitud estructural del problema.
- Hacia un periodismo que dignifique a las víctimas y eduque a la sociedad. El enfoque en las víctimas debe ser respetuoso, evitando su revictimización o la cosificación que refuerza estereotipos nocivos. Instamos a los medios a visibilizar el impacto de la violencia de género más allá de los números, incluyendo sus efectos en terceros, mediante el uso de datos desagregados y análisis que humanicen las estadísticas. Además, proponemos una colaboración activa entre los medios, las instituciones de igualdad y las universidades para crear directorios de fuentes expertas que garanticen una cobertura informada y transformadora.
- Existen leyes para erradicar la violencia de género, manuales en las redacciones para un correcto tratamiento de las narrativas, pero la situación de la violencia contra la mujer se recrudece. Las personas feministas proponemos construir organizaciones, instituciones jurídicas y referencias políticas y comunicativas libres de machismo y patriarcado, porque esta es la base para cambiar el mundo.
- Cada 10 minutos se asesina a una mujer #NoHayExcusa.
- 45 mujeres han sido asesinadas en España este año; 1.283 desde 2003, fecha en la que se empezaron a contabilizar los asesinatos de mujeres. El número de menores huérfanos y huérfanas por violencia de género es de 29 en lo que llevamos de año y 443 desde 2013. Desde ese año a 2024, 63 han sido los y las menores asesinados por sus padres en casos de violencia de vicaria.
- La violencia machista es una violencia estructural que tiene sus raíces en profundas desigualdades fruto de relaciones patriarcales arraigadas. Es una violencia global y tiene múltiples formas, la violencia sexual es una ellas, la más significativa de las violencias contra las mujeres y muchos de los agresores gozan de impunidad.
- Sólo en 2023, se registraron casi 200.000 denuncias de violencia machista, un 9,46% más que el año anterior.
- En el mundo 150 millones de niñas menores de 18 años han sufrido agresiones sexuales y en la Unión Europea una de cada tres mujeres ha sufrido agresiones o abusos sexuales desde los 15 años de edad.
- Millones de mujeres son sometidas a mutilaciones genitales (más de 230 millones de mujeres y niñas han sufrido esta práctica en el mundo según la Organización Mundial de la Salud), obligadas a casarse, asesinadas, violadas y prostituidas, quemadas vivas o torturadas por el hecho de ser mujeres; usadas como vasijas para engendrar seres humanos previamente comprados. Más de 12 millones de adolescentes dan a luz cada año en países en desarrollo, muchas veces tras relaciones no consentidas.
- Vivimos en sociedades machistas que penalizan también a las mujeres LGTBIQA+ por sus disidencias de la norma heterosexual patriarcal.
- Esta violencia se agrava en países en guerra, donde el cuerpo de las mujeres se convierte en campo de batalla.
- El apoyo y atención a las víctimas es fundamental, por lo que exigimos que se aprovechen los fondos del Pacto de Estado para implantar una red de atención de proximidad potente que permita a las mujeres recibir la ayuda que necesitan. Porque entendemos el feminismo como una herramienta de transformación social.
- Exigimos también al sistema público-comunitario de cuidados que asuma el trabajo no pagado que hacen las mujeres en la familia, síntoma de los privilegios de los que se sirve el patriarcado para mantenerse.
“Basta ya”. “Ni una menos”. “Que la vergüenza cambie de bando”