Las editoriales dedicadas al ámbito escolar están formándose en igualdad de género y prometen cambios para el próximo curso. Habrá más científicas en los libros de texto
Carmen Serrano/Rocío Ibarra
Colaboración Asociación de Periodistas por la Igualdad/Iniciativa 11 de Febrero
Que todos necesitamos formación en perspectiva de género es algo ya ampliamente aceptado en muchas profesiones. Los responsables de los libros de texto también la demandan. Entendiendo por perspectiva de género la observación de las desigualdades entre mujeres y hombres y la corrección de las mismas. Laura Pérez, del departamento de ciencias de SM, nos confirma que las editoriales se están formando ya en igualdad, con ayuda de expertas como Ana López Navajas. Fruto de ello son las novedades que los libros de texto prometen para el próximo curso: las científicas ocuparán los lugares que siempre les han correspondido en las lecciones de 2º, 4º y 6º de educación primaria.
“La paridad, por supuesto, se observará también en las imágenes de los libros”, apunta la bióloga Laura Pérez. Asegura que “éste es el primer gran esfuerzo realizado en este sentido por las editoriales” y dice estar “convencida de que si buscamos impacto hay que empezar por los libros de primaria”. En secundaria, añade, “ha sido muy significativo el incremento de mujeres en las páginas de ‘Cultura científica”, una asignatura que se da en cuarto curso.
En cuanto al resto de asignaturas de secundaria, algunos docentes ven la visibilidad de mujeres más difícil que en primaria. Pablo Nacenta, Premio de Enseñanza y Divulgación de la Física en 2015 y profesor en el Instituto Alameda de Osuna de Madrid, explica que “también se citan pocos hombres en los temas y esos pocos figuran porque van ligados a leyes fundamentales”. En definitiva, se estudia poca historia de la ciencia.
Escritor ocasional de libros de texto, Nacenta cree que “se haría más por la igualdad si hubiera más mujeres en las imágenes de los libros, tanto en fotos como en pictogramas. Yo lo hice en un capítulo que escribí sobre las leyes de Newton, el movimiento, la fuerza…, donde incluí sobre todo fotos de mujeres deportistas”. Otro espacio que, a juicio de Nacenta, podría abrirse fácilmente a la visibilidad de las mujeres es “el libro de actividades, a través del cual se puede motivar a los estudiantes de ESO a que busquen científicas y se informen sobre ellas”.
En cualquier caso, Nacenta entiende que “el profesorado es clave” a la hora de visibilizar a las mujeres y ve “mucho más eficaz, traer a científicas a las aulas como referentes cercanos”. Niños y niñas necesitan ver que realmente hay mujeres en todos los sectores profesionales y en todas las ramas de la ciencia. Se trata de normalizar la igualdad.
Sólo un 7’6% de mujeres
Ana López Navajas, profesora de Lengua y Literatura e investigadora asociada a la Universidad de Valencia, está de acuerdo con Nacenta en que “el conocimiento propio de cada profesional es lo que nos va a hacer avanzar más, que conozcamos bien nuestra propia materia; y esto está al alcance de todos”. López Navajas es una de las expertas en igualdad que está formando al personal de las editoriales escolares. Es autora de un estudio cuyos resultados le han sorprendido alarmantemente hasta a ella misma: “En los libros de la ESO sólo hay un 7’6% de mujeres; en ciencias, sólo un 5%; y en tecnología e informática es el inframundo, menos de un 1%”.
Muchos pueden pensar que es que antes no había científicas, informáticas, tecnólogas, mujeres en general haciendo cosas en el mundo. Pero no es así en absoluto. Lo desmiente (y es sólo un ejemplo) el espacio digital ‘Mujeres con ciencia’ de Marta Macho. Simplemente, han sido invisibilizadas con deliveración, por sesgos de género. López Navajas así lo entiende. “Hay una disociación total entre los datos y la realidad”. Y los libros de texto son “puntales”, según ella, para revertir esta situación. “Las editoriales lo saben y están muy interesadas en el cambio; así que, en poco tiempo, tendremos un material didáctico mejor”.
Entre tanto, la cosa es grave en relación con la infancia y la adolescencia. “En tres sentidos -apunta López Navajas-: culturalmente, porque se ha ocultado una parte de la tradición cultural y hay sólo un canon androcéntrico en el ámbito educativo; porque tenemos una falsa ilusión de igualdad mientras las niñas se quedan sin modelos, perciben que son secundarias y dejan a la sociedad sin el talento de las mujeres; y en cuanto al sistema educativo, esta falta sistemática de referentes femeninos impide que todos tengan igualdad de oportunidades y se creen vocaciones científicas entre las niñas”.
La Iniciativa 11 de Febrero asegura que “la invisibilización de los logros de las mujeres hace que muchas adolescentes tengan una visión de la ciencia como camino demasiado arduo y alejado de su realidad”. Según datos de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), sólo una de cada cinco chicas de 15 años quiere dedicarse, de media, a profesiones técnicas. En España, sólo el 7% de las chicas piensa en estudiar carreras técnicas. La trascendencia de estas cifras es muy preocupante, porque las mujeres no llegan luego a ocupar ciertos puestos de trabajo generalmente muy bien remunerados.
Y a la falta de referentes se suman los estereotipos. Un artículo publicado en 2017 en la revista Science analizaba cómo pesan los estereotipos a la hora de elegir estudios. “A los 6 años las niñas ya se sienten menos brillantes que sus compañeros y se van alejando de los estudios científicos”, precisa Ana López. Son cosas que no se han expresado con palabras pero que se han comprobado. Y la petición de justicia es ya un clamor.
Son cambios socialmente tan demandados que los gobiernos autónomos están ’empujando’ a las editoriales para que incluyan más referentes femeninos en los libros de texto (“pero en el cuerpo del texto, no en apartados anecdóticos”, subraya Laura Pérez, de SM) y para que eviten los perniciosos estereotipos sexistas. “La Administración pública ha acelerado estos cambios”. En defensa de las editoriales, la bióloga de SM explica que este sector “funciona con mucha inercia y sin apenas directrices”. Por eso la justicia social se ha retrasado.
El curso próximo puede marcar un hito histórico por la igualdad en las fuentes de las que beben niñas y niños. “Para quienes trabajamos en la editoriales mucho mejor, porque el 90% somos mujeres”, apostilla Pérez. Será el principio del fin de una ausencia casi total de modelos de mujer ingeniera, física o matemática en los libros de texto.
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DIVULGACIÓN CIENTÍFICA PARA LA IGUALDAD
Asociaciones, eventos de divulgación e instituciones científicas han tomado la delantera en la lucha por la igualdad y ofrecen a colegios e institutos un sinfín de actividades de divulgación de la ciencia que tratan de suplir la invisibilidad de las mujeres. AMIT es una asociación de mujeres ingenieras y tecnólogas que llevan talleres a los coles para intentar, desde abajo, elevar ese 27% actual de mujeres en carreras STEM. “En secundaria, la mitad de las chicas ya descartan los estudios técnicos, y las pocas que llegan a ellos es por apoyo de la familia o por rebeldía”, explica María Villarroya, ingeniera electrónica y presidenta de AMIT-Aragón.
Villarroya también lo achaca a la escueta formación en ciencias del profesorado de primaria. “Su formación es cada vez más de humanidades y no pueden transmitir pasión por la ciencia y motivar a su alumnado si ellos mismos no sienten la emoción del experimento”. Entre las acciones emprendidas por AMIT, está un estudio sobre el “porqué las niñas de primaria creen que se les dan mal las matemáticas, aunque no sea así”, y una carta a los políticos reclamando libros de texto inclusivos.
También el Planetario de Huesca es un ejemplo de cómo la divulgación de la ciencia tiene que revestirse de perspectiva de género. “Hemos puesto en marcha, en nuestro plan estratégico, un eje mujer y ciencia por el que organizamos actividades que crean referentes femeninos”, cuenta María Gracia, directora de la Fundación Centro Astronómico Aragonés. Participan ahora en un proyecto de la Agencia Espacial Europea, ESERO, cuyo doble objetivo es “meter las ciencias del espacio en las aulas y visibilizar a las astrónomas”. La divulgación científica generando material didáctico para la igualdad.
Las Jornadas de Divulgación Innovadora D+i, que se celebran desde hace seis años en Zaragoza, acaban de publicar sus ‘10 imprescindibles‘ para que la comunicación de la ciencia reme hacia la igualdad. Y la Iniciativa 11 de Febrero ofrece hoy, entre sus muchísimas actividades para conmemorar el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, un debate abierto en el Paraninfo de la Universidad de Zaragoza, a las 18.30 horas, sobre ‘Cultura científica: ¿una cuestión de educación y visibilización?’.