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“Ya basta”: abordar el sexismo, el acoso sexual y el abuso de poder en el sector académico y sanitario de España

Con el título: “Ya basta”: abordar el sexismo, el acoso sexual y el abuso de poder en el sector académico y sanitario de España la revista The Lancet Regional Health Europe ha publicado un artículo sobre 345 testimonios personales de acoso sexual y de abuso de poder sufridos por parte de profesoras, investigadoras y profesionales de la salud en España. El estudio es fruto del trabajo en equipo de un grupo de investigadoras asociadas a Women In Global Health Spain y, además de los datos analizados ofrece una serie de recomendaciones para el fomento de la equidad de género en salud. Destacando los datos más relevantes sobre el acoso sexual y abuso de poder en los ámbitos académico y sanitario:

ARTÍCULO:

La victoria de España en el Mundial femenino de la FIFA quedó eclipsada por un beso no solicitado del presidente de la Federación Española de Fútbol a la centrocampista Jennifer Hermoso. A pesar del escándalo internacional, en lugar de dimitir inmediatamente, Luis Rubiales optó por presentarse como una víctima del “falso feminismo”, y esto fue aceptado dentro de la comunidad del fútbol español. 1 Esta serie de eventos resonó en muchas mujeres en España y dio lugar a un gran apoyo a Jenni, que fue defendido bajo el hashtag #SeAcabó, traduciendo a “Ya es suficiente” en inglés. Inspirándose en el movimiento #SeAcabó, un colectivo de investigadoras, incluido Women in Global Health Spain, invitó a mujeres del ámbito sanitario y académico en España a compartir experiencias similares a través de muestreos en bola de nieve a través de las redes sociales.

En solo 13 días, entre el 29 de agosto y el 11 de septiembre de 2023, se recopilaron 345 historias personales de 251 encuestadas a través de un cuestionario anónimo en línea . Si bien nos centramos en historias de atención médica y académica, algunas mujeres se acercaron para compartir sus experiencias de acoso sexual y verbal en otros entornos y aprovecharon esta oportunidad para hablar. En total, el 73,6% de las cuentas reportaron haberse sentido acosadas sexualmente y el 28,7% reportaron haberse sentido abusadas sexualmente.

En España, la Ley Orgánica 3/2007 garantiza la igualdad de género al prohibir universalmente el acoso sexual. 2 Obliga a todas las empresas a desarrollar planes de igualdad obligatorios, instituir protocolos y defender la libertad sexual y la integridad moral. Sin embargo, la implementación consistente de esta ley no ha sido uniforme en todos los sectores. Dentro del mundo académico, la reciente Ley Orgánica 10/2022 destaca la importancia de la libertad sexual y exige mecanismos de denuncia en todas las universidades españolas, mientras que el sector sanitario carece de normativa específica al respecto. 3

Nuestro análisis de las respuestas de las participantes sugiere que, a pesar de la legislación, los lugares de trabajo académicos y de atención médica todavía albergan entornos sexistas generalizados con una protección legal ineficaz para las víctimas. Del total de 345 encuestas, 156 (45,2%) informaron de que el poder y el abuso sexual son tolerados hasta tal punto que se normalizan. En el 40,3% de todas las experiencias reportadas, mujeres vulnerables en posiciones precarias que trabajan en el sector de la salud o en la academia: médicas en formación, enfermeras, estudiantes de pregrado y doctorado, asistentes de investigación y tuteladas en diferentes facultades y lugares de trabajo o instituciones de salud, explican cómo son acosadas sexualmente. por sus abusadores: gerentes, directores, jefes de departamento, profesores de alto nivel, profesores, tutores y, sobre todo, hombres mayores con poder en estas rígidas estructuras jerárquicas.

El acoso sexual experimentado por los participantes en el estudio adopta muchas formas. El abuso verbal , que consiste en comentarios inapropiados, ofensivos y humillantes, es el tipo más frecuente (53%). El abuso físico, como tocamientos, manoseos, besos y abrazos inapropiados y no deseados, también prevalece (44,9%), especialmente en los lugares de trabajo sanitarios. En el 6,4% de las cuentas se producen insinuaciones sexuales no deseadas y solicitudes de favores sexuales, incluido el acoso Quid Pro Quo. El acoso cibernético y los memes sexuales son menos frecuentes: el 3,8% de las encuestas informan de este tipo de prácticas. Además, varios participantes describieron experiencias de acoso en ambiente hostil u ofensivo perpetrado por compañeros y colegas en el ámbito laboral y académico de la salud, concretamente en el 47,5% de las experiencias compartidas.

Las participantes informaron de que dudaban en denunciar incidentes debido a la normalización del comportamiento sexista, la falta de apoyo de colegas, supervisores y autoridades institucionales que las desalientan, así como preocupaciones por no ser tomadas en serio y posibles repercusiones profesionales. En los raros casos en que las participantes han denunciado abusos de poder y sexuales a instituciones académicas o relacionadas con la salud (6,7%), ha habido una inquietante falta de consecuencias para los perpetradores en el 1,4% de los relatos denunciados, mientras que la mayoría continúa avanzando en sus posiciones. en sus carreras con impunidad. En ciertos casos, se emitieron advertencias sobre sus comportamientos, pero estos individuos permanecieron en sus puestos docentes.

Las consecuencias más frecuentes mencionadas debido a este abuso reportadas por el 34,5% de las participantes son sentimientos de disgusto, miedo, ira, vergüenza, ansiedad, depresión, trauma y problemas de salud mental . Muchos efectos psicológicos pueden ser duraderos, incluso durante toda la vida. Dependiendo del tipo de abuso, otra consecuencia directa de rechazar insinuaciones sexuales es la represalia del perpetrador. Los ejemplos van desde ridiculizar verbalmente, insultar o menospreciar a su víctima en público, hasta mobbing, reprobarla en exámenes y pérdida de oportunidades de investigación o práctica y promoción.

Nuestras participantes expresaron su gratitud por la oportunidad de compartir sus historias y nos instaron a encontrar soluciones para evitar que a otras les sucedan experiencias similares. Por lo tanto, instamos a las universidades e instituciones de salud a abordar la desigualdad de género como parte de un compromiso más amplio con los derechos humanos, reconociendo el acoso sexual como un problema profundamente entrelazado con cuestiones generales de igualdad y justicia social. 4 Con base en el análisis de las experiencias de las mujeres y una revisión de la literatura existente, esbozamos ocho recomendaciones para abordar el poder y el abuso sexual (detalladas en el Panel 1). Proponemos: 1) Promover el equilibrio de género y la diversidad en los roles de liderazgo, 2) Implementar políticas integrales de prevención, 3) Desafiar la normalización, 4) Integrar la información del protocolo durante la incorporación, 5) Desarrollar definiciones claras de comportamiento, 6) Evaluar el impacto de las políticas con indicadores mensurables, 7) Adoptar un enfoque centrado en las supervivientes, 4 y 8) Promover una cultura de tolerancia cero. 5 Nos gustaría enfatizar que el acoso sexual puede ocurrirle a personas de diferentes orientaciones sexuales e identidades de género y, por lo tanto, nuestras recomendaciones abogan por proteger a todas.

Grupo 1

Descripción de las Políticas y Procedimientos necesarios para abordar el poder y el abuso sexual.

  • 1.

    Promover activamente un liderazgo transformador de género adoptando un enfoque interseccional, especialmente en los campos académico y de salud, donde prevalecen los desequilibrios jerárquicos de poder. 4 , 6

  • 2.

    Desarrollar e implementar políticas integrales de prevención del acoso sexual que vayan más allá de la elaboración de Protocolos de Igualdad. Establecer una unidad centralizada, segura e independiente dentro de las instituciones para manejar los casos de acoso. Garantizar una política de tolerancia cero ante el acoso y proteger los derechos de las víctimas ofreciéndoles servicios adicionales, como licencias o asesoramiento, y estableciendo mecanismos externos de denuncia de irregularidades durante los procesos de investigación para minimizar las represalias y garantizar la confidencialidad. 7

  • 3.

    Desafiar la normalización del acoso y fomentar una cultura en la que tales comportamientos se consideren inaceptables mediante sensibilización, campañas educativas y capacitaciones efectivas que sean dinámicas, en lugar de listas de verificación y capacitaciones en línea obligatorias. 5

  • 4.

    Integración de información sobre protocolos de acoso en los procesos de incorporación de nuevos/as estudiantes y empleados/as para garantizar que las personas vulnerables estén informadas sobre las protecciones disponibles desde el principio. 5

  • 5.

    Desarrollar definiciones claras de lo que constituyen conductas de acoso sexual y abuso de poder dentro de los protocolos institucionales. Estas definiciones deben centrarse en la experiencia de la víctima para brindar claridad a todas las partes interesadas y deben incorporar explícitamente aquellas que ocurren en el entorno digital. 8

  • 6.

    Incorporar prácticas de Monitoreo, Evaluación y Aprendizaje (MEL) para mejorar continuamente las medidas contra el acoso. Además, generar datos más precisos sobre la explotación, el abuso y el acoso sexual en el lugar de trabajo, más allá de los datos desglosados ​​por sexo y género, con un enfoque interseccional que aborde otros factores sociales como la raza, la situación migratoria, LGBTQ+ y más allá de los países de altos ingresos. 5 , 8

  • 7.

    Promover un enfoque centrado en las supervivientes fomentando un cambio de la prevención exclusivamente centrada en  estas mujeres a una perspectiva más amplia. Los protocolos deben incluir un Plan de Recuperación de Supervivientes para garantizar que el perpetrador, su entorno o la propia institución no continúen acosando a la víctima. Alentar a los testigos a denunciar el acoso, reconociendo que es un problema estructural que requiere esfuerzos colectivos para erradicarlo. 6 , 8

  • 8.

    Promover políticas de liderazgo de “Tolerancia Cero” para todas las formas de acoso. Evaluar la eficacia de las medidas y acciones implementadas para crear una cultura donde el acoso simplemente no se tolera. Asegurar que los/as líderes adopten una postura firme contra el acoso. 5

Creemos firmemente que al poner en práctica estas recomendaciones, las instituciones podrán establecer enfoques más eficaces y centrados en las sobrevivientes para erradicar el acoso sexual en el lugar de trabajo. Aspiramos a que el movimiento #SeAcabó conduzca a cambios estructurales que protejan a las generaciones actuales y futuras y fomenten lugares de trabajo seguros, respetuosos y libres de acoso sexual.

ENLACE AL ARTÍCULO:

https://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S2666776223001734

Colaboradores

Grupo de firmantes Mujeres en la Salud Global España.

Rosemary Quigley Foley, Clara Pons-Duran, Elvira Carrió Gaspar, Elena Marbán-Castro, Rosa Maria Orriols Maria Tena, Elena Torrente Segarra, Mariana Rodo, Stefania Wachowicz, Belén Saavedra, Elena Sancho, Clara Muñoz-Parry, Lola Montalvo.

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