Somos periodistas feministas

La asociación de periodistas por la igualdad recuerda que el periodismo es un pilar clave en la lucha contra el machismo denunciando casos como el de Errejón

Recibimos la noticia de la dimisión de Íñigo Errejón y los motivos que la impulsaron con el mismo estupor y repudio que muchas personas en la sociedad, y con un dolor particular por nuestro compromiso con la lucha desde la comunicación para construir una sociedad libre de violencia de género.

Como profesionales periodistas, hemos tratado el papel de figuras políticas en la vida pública, contextualizando y facilitando la comprensión de los temas que afectan a la ciudadanía. Hoy, la caída de una figura de gran relevancia nos recuerda cuánto trabajo queda por hacer para desmantelar estructuras que ocultan, tras una fachada respetable, actos de acoso, abuso y violencia hacia las mujeres. En el fondo de esta violencia subyace la cosificación de la víctima, tratándola como alguien a quien someter, y ahí comienza la desigualdad, una planta que, al crecer, se torna intolerable.

Esto no es algo pasajero: Errejón es solo la cara más visible, hasta ahora, de una larga lista de agresores que ejercen violencia desde sus posiciones de poder. Hoy, mujeres y hombres alzamos la voz y decimos basta. Ya no estamos solas en esta lucha; los movimientos como #MeToo han destapado horrores que ya nadie puede callar. Es esencial que los hombres cuestionen y rechacen la complicidad de su entorno, y que repudien cualquier comportamiento que perpetúe la violencia de género.

Nuestra Asociación nació para demostrar que el periodismo es un pilar clave en la lucha contra el machismo. Informar con rigor, ofrecer herramientas para el cambio y denunciar abusos de poder son nuestras responsabilidades. Para ello, es necesaria la formación de las y los informadores en temas de Igualdad y contra la violencia de género, con periodistas y secciones especializadas en cada medio, como el diario Público, que destapó el caso. Nos enorgullece profundamente el trabajo de Cristina Fallarás, periodista con quien hemos colaborado en actividades formativas y cuyo esfuerzo desde sus redes para denunciar casos de acoso y abuso contra mujeres es incansable. Como no, también por la valentía de nuestra compañera Elena Lázaro que ha hecho público haber sido víctima de abuso sexual por parte de un divulgador científico. Con gran estupor, vuestro máximo apoyo.

Quizá falte decir que ojalá esta sea la última vez en la que las señales de alerta ante comportamientos machistas y faltas de respeto no sean atendidas con la agilidad y la premura necesarias para defender a las víctimas. Nunca más debe anteponerse la protección al líder por encima de la defensa de las personas afectadas.

El periodismo tiene la capacidad y el deber de crear espacios seguros para que las voces de las víctimas sean escuchadas, sin ser juzgadas. Necesitamos perder el miedo a denunciar y enfrentar los abusos. Invitamos a nuestros colegas a formarse, a pedir ayuda, y a sumarse a esta causa con valentía, porque esta transformación es inevitable y debe ocurrir. En palabras de una mujer valiente que lucha hoy en los tribunales franceses, “la vergüenza debe cambiar de bando”. Al igual que el miedo.

Es hora de que eso suceda.

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